

I tu, què et suggereix el 09-09-09?

Opinions, pensaments i emocions de la realitat diària que m'envolta. Perquè el món no para quiet i el seu domini és dels que es mouen :)
Podem dir no. O podem rectificar. Encara que costi.
Un canvi total, per escandalós que sigui, és millor
que un continuïsme castrador. I de vegades no cal
arribar al canvi total. Traçar-se una nova línia de
conducta. I seguir-la. Amb discreció i respecte pels
altres, que s’esforcen a representar dignament el seu
paper. Però amb tenacitat. “Que em senti viure!” com
deia en un poema. Que em senti jo. Que nedi, contra
corrent, és clar, com sempre. I potser com tothom.
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
El maestro les preguntó:
-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?
-A quien intentó entregarlo, respondió uno de los alumnos.
Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos
-Dijo el maestro, cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
Volviendo al tema de los cambios del look, últimamente me han sorprendido, y mucho, los desorbitados precios que puede alcanzar un corte de pelo. Ya me parecían elevadísimos los 600 dólares (más de 400 euros) que cobra Serge Normant (estilista de Julia Roberts). Y los 800 (casi 600 euros) que vale un corte del estilista de Gwyneth Paltrow, Orlando Pita. Él lo justifica afirmando que “el cabello es uno de los primeros rasgos en los que se fija la gente” y que se trata de un proceso largo y laborioso de más de 80 minutos. Sin embargo, estos precios se quedan cortos en comparación con los de otro grande, Stuart Philips, que se permite cobrar hasta 20.000 libras (unos 23.000 euros).
Lo hace en su exclusivo salón de Covent Garden de Londres y, tal y como ha confirmado al Daily Mail, estas cifras incluyen, además de que el estilista esté disponible todo el día para ellas, servicio de guardaespaldas, aceites exóticos y carísimos para lavar el pelo, masajes de shiatsu previos al corte, chefs, limusinas para traslados y hasta intérpretes. Eso y mucha confidencialidad, porque este reputado estilista se niega a dar el nombre de sus clientas. “Sé que parece mucho dinero, pero todos estos cargos están justificados”, afirma.
No se trata de un corte de pelo al uso. Porque si el método tradicional al que estamos acostumbradas es el de llegar a la peluquería y exponer de forma más o menos concisa lo que queremos –yo procuro dar muchos detalles para evitar malos entendidos-, en la peluquería de Philips el protocolo es diferente. Antes de que se lleve a cabo el corte, la clienta rellena un cuestionario de 20 preguntas, entre las que se incluyen algunas como éstas: “¿Te gustaría contar con un personal shopper para ir de compras?” o “¿Necesitarías tener un guardaespaldas en la puerta del salón?”.
Sin duda, estas cifras contrastan con otra realidad porque, según The Wall Street Journal, debido a la crisis muchas peluquerías estadounidenses han sufrido una caída considerable en sus ingresos. ¿El motivo? La gente empieza a prescindir de las manos profesionales para cortarse el cabello en su propia casa.
Después de todo esto, propongo: ¿por qué no optar por un término medio?